Tras la lectura del texto
“Profundizar Narrativamente en la Educación” de José Contreras Domingo, podemos
ver reflejado un cambio a la hora de entender la educación, es decir, para este
autor la educación no es una simple transmisión de conocimientos programados y
estructurados al detalle, él quiere ir mucho más allá, quiere que la educación
sea entendida como un proceso minucioso, detallista y cuidadoso que nos ayude a crear. Dicho con
otras palabras, la educación debe consistir en un proceso de acompañamiento que
ayude a los alumnos y alumnas a descubrir todo aquello que les inquieta, que
les mueve de alguna manera, por esta razón consideramos que, en muchas
ocasiones, la programación exacta en el
ámbito educativo puede actuar de barrera para
“calar” en los estudiantes.
Asimismo, si lo que queremos lograr
es un alumno o alumna apasionado/a por el saber, el modo de conseguir dicho
propósito, según el autor José Contreras Domingo, es poniendo en marcha la
investigación narrativa, cuyo sentido de la misma es investigar la experiencia, siendo también está
la forma más adecuada de pensar la
experiencia, ya que, la experiencia es
aquello que nos pasa, y como consecuencia es aquello que nos transforma,
pero al mismo tiempo consideramos importante destacar que la experiencia no es
solo lo que vivimos, sino lo que hacemos
con lo que vivimos.
No obstante, hay una parte de la experiencia a lo que no le
podemos poner palabras, y a esto la autora, María Zambrano, lo llama poesía, es
decir, para ella todo los que no podemos expresar con palabras es poesía.
Además, resaltar que una técnica que usa mucho son las imágenes, porque sirven
para dar luz en un momento determinado. Ante esto, nos gustaría recurrir a la
expresión “vale más una imagen que mil palabras”.
En educación, esta técnica
bajo nuestro punto de vista consideramos que puede resultar muy útil porque es una
forma de hacer pensar a los alumnos y alumnas sin condicionar, ya que, el o la
docente no interviene, es la imagen la que ayuda a desencadenar el pensamiento
de los mismos, y son estas las que nos ayudan muchas veces a hablar de la
experiencia
Seguidamente, otra de las cosas que
destaca el autor es que el terreno educativo es un terreno sagrado, por ello no
es un terreno que podemos destrozar e invadir, sino que hay que tratarlo con cuidado. De este modo,
volviendo al principio, podemos decir que cuando queremos programar la educación
estamos robando de alguna manera la identidad de la misma, porque educación no
es programación. No obstante, nos atrevemos a decir, que el ser humano tiende a
querer un control, es decir, no estamos preparados para imprevistos, nos aterra
la espera, la incertidumbre, por tanto, tal vez este es el motivo por el que
recurrimos la mayoría de veces en diversas situaciones de la vida a tenerlo
todo controlado.
Como consecuencia, tendemos a hacer lo mismo en el ámbito
educativo, dicho de otra forma, deseamos plantar la cosecha y conseguir los
frutos al instante, olvidándonos de que debemos dejar un tiempo de asimilación,
comprensión, interiorización, etc. Entonces, ¿Puede que estemos
presionando/condicionando el aprendizaje? O tal vez, es que no estemos
preparados para afrontar o poner en marcha lo que nos dice el autor, y como
consecuencia nos estamos equivocando al pensar que teniendo todo programado es
sinónimo de seguridad. En educación, podemos decir, que esto no funciona, ya
que, hay que dejar que las cosas sucedan
justo en el momento idóneo.
Por tanto, ¿Si seguimos por este camino perderemos
la esencia de la educación? o ¿ya hemos perdido la esencia? Ante esto, lo único que sabemos y podemos decir, es
que la manera de encauzarla y llegar al fin, es llevar a cabo una investigación
educativa, es decir, necesitamos buscar aquello que nos hace vibrar de verdad,
aquello que nos hace crear, aquello que nos hace sentir, aquello que es
auténtico, como bien decía Beane en otro texto, para así, lograr un aprendizaje
que nos llegue, que nos interese.
Por otro lado, diremos que una manera
de hablar de experiencia es contar historias, porque nosotros y nosotras somos
relato, en definitiva, la investigación narrativa lo que hace es esto.
Además,
una cosa importante de la investigación narrativa es que la experiencia es el
origen y el final, es decir, lo que estamos explorando es aquello que nos pasa
a nosotros y a nosotras, y es desde esa experiencia cuando nosotros y nosotras
empezamos a pensar para volver a esa
experiencia, y no ir a otro lugar. Por tanto,
hay que entender que nosotros y nosotras somos parte del relato, parte
de lo que estudiamos, y estamos en relación con aquello que miramos, y es desde
ahí, cuando nacen los relatos, pero destacar que estos no nacen al final, si no
que a partir de ellos vamos pensando, vamos creando, por eso la educación es un
proceso, y como consecuencia la investigación narrativa es pensar de forma
narrativa para que esos relatos nos ayuden a crear, finalmente el objetivo es
pensar con relatos.
Del mismo modo, diremos que si la
investigación es una experiencia de relación, no consiste únicamente en decir
cosas, sino en dejar que nos pasen las cosas, para aprender de lo que
experimentamos, así pues, como bien dice la investigación narrativa la
experiencia es inagotable y siempre es irrepetible y singular, por ejemplo: Si
hoy leemos un texto y pasados los meses volvemos a leerlo, sería diferente
nuestra visión, incluso al leer dos personas diferentes el mismo texto, la
experiencia de cada persona seria totalmente diferente, por tanto, nunca se pueden dar dos experiencias
iguales.
Por ello, los significados, los sentidos que sacamos de la experiencia
son unos entre muchos posibles, es decir, no se agotan, pero además, tenemos
que cuidar como lo contamos, ya que, no pueden tener cierre, porque es más
importante como apuntamos, que lo que
decimos; es más importante lo que se insinúa, que lo que se explicita, porque
como hemos dicho anteriormente, lo
importante es resonar en quien le el relato, es decir, una buena historia es la que nos permite
pensar nuestra vida como historia, es aquella que nos dice algo, aquella que es
capaz de tocar en quien lo lee.
A modo de conclusión, resaltaremos que
en la investigación narrativa el sentido de la educación que está en juego es
entender la educación en cuanto a la experiencia, pero no se trata de
investigar solo esta, sino que tiene que ser capaz de abrir una nueva, sin
cerrar, así pues la experiencia consiste en poner palabra a aquello que nos ha
quedado como vibración, por tanto, la investigación narrativa nos permite una
mirada capaz de ver esas historias que están pasando y que nos están pasando, concediéndonos
la misma, hablar sin aplanar, mostrando la complejidad.
En definitiva, la
finalidad de la investigación narrativa es hacernos más sabias y sabios, más
cuidadosas y cuidadosos, ya que, no consiste en solucionar problemas sino en
reflexionar sobre lo que nos pasa, es decir,
hacernos preguntas, sintiéndonos acompañados en el deseo de ser porque
esta debe ser la base de toda buena educación.