Tras la lectura del artículo “Nuevas Perspectivas de
la orientación profesional para responder a los cambios y necesidades de la
sociedad de hoy”, podemos decir que esta orientación viene dada desde el siglo
XX. Antiguamente, la familia era un factor influyente en el área de trabajo de
una persona, según la profesión de la familia elegías tu profesión. No
obstante, con la industrialización se comenzó a diversificar las tareas y los
puestos de trabajo. Parsons, creía que se debía de orientar a los chicos y chicas
en el paso de los estudios al mundo laboral. Por ello, creó en 1908 una oficina
de orientación para los jóvenes en el tránsito de la escuela al trabajo. Se
basaba en tres modelos de orientación: primero, en el análisis de la
personalidad del chico/a para iniciarse al trabajo, así como conocer sus
aptitudes personales. Segundo, analizar los trabajos o profesiones a las que
puede acceder ofreciéndole la información necesaria. Y tercero, se acopla una
relación entre persona y profesión y se le orienta para una elección acertada.
Cabe destacar, que esta intervención orientadora se
desarrolló lentamente en prácticamente todos los países, incluso en los países
más desarrollados. La definición de orientación profesional desde los años 37
hasta los años 50 fue la de: “Asistir al individuo para elegir una ocupación,
prepararse para esta ocupación, incorporarse al ejercicio de la profesión y
progresar en el desarrollo de la vida profesional”. Se entendía que la
orientación era voluntaria entre orientador y cliente, siendo el papel del
orientador permisivo. Asimismo, la orientación ha sido un proceso evolutivo
creando nuevos enfoques en el que se establece una ayuda en el proceso de
desarrollo y una intervención continua. Desde la evolución de la orientación,
empieza a aplicarse orientación profesional en los centros educativos, en los
servicios de orientación y colocación y en el propio lugar de trabajo. La
intervención puede ser individual o grupal. El proceso de orientación se basa
en el conocimiento de uno mismo, conocer las ofertas, tomar decisiones y llevar
a cabo dicha decisión.
No obstante, la sociedad ha sufrido una serie de
cambios que han afectado a la perspectiva de la orientación profesional de hoy.
Ha sufrido desde cambios demográficos, políticos, económicos, tecnológicos,
laborales hasta cambios de organización empresarial, culturales y de valores. A
raíz de estos cambios han surgido nuevas perspectivas de orientación
profesional modificando la perspectiva tradicional. Las nuevas concepciones de la orientación
provocan mayor emotividad y sentimientos en la toma de decisiones, incremento
de la importancia relacional y social, entender la indecisión como algo propio,
tener en cuenta el azar o la suerte y la incorporación del constructivismo. En
estas nuevas concepciones se tiene muy en cuenta el papel que ejercen las
emociones y sentimientos en la toma de decisiones. Asimismo, la dimensión
relacional y el soporte social en la toma de decisiones también ocupan un lugar
importante en esta orientación, ya que se crea la necesidad de conexión y de relación con los otros.
No obstante, la indecisión en la toma de decisiones
es considerada una incertidumbre positiva, como hemos dicho, el entorno es
cambiante y se debe asumir y afrontar esos cambios como retos que puedan surgir
oportunidades de éxito. Gelatt formula unos principios a tener presentes en la
toma de decisiones: lo que queremos,
proyecto que se ha propuesto el individuo, lo
que sabemos, información de hoy y del pasado, y lo que creemos, creencias que queremos ver reforzando los
aspectos positivos.
El azar, la suerte y la casualidad también juegan un
papel importante en la orientación profesional de cada persona. Nadie predice
el futuro, por tanto, los acontecimientos atribuidos a la suerte suelen ser
resultados de comportamientos efectivos. Planificar la casualidad puede ser un
factor que favorece en la transformación de acontecimientos no planificados en
oportunidades de aprendizaje. El objetivo es que los clientes generen y
anticipen posibles oportunidades, reconozcan e incorporen elementos imprevistos
en su desarrollo profesional.
Sin embargo, la incorporación del constructivismo en
la orientación profesional se ha incorporado a finales del siglo XX. El
asesoramiento constructivista tiene como finalidad que el individuo organice y
dé sentido a su experiencia a lo largo del tiempo. La diferencia entre
positivismo lógico y constructivismo radica en que con el positivismo se
elimina la relación entre persona y profesión y con el constructivismo se crea la
relación entre orientador y orientado.
Por todo esto y considerando las nuevas perspectivas,
se deben diseñar una nueva práctica de la intervención orientadora en las
diversas etapas de la vida, decisión académica, elección de itinerarios, etapa
de inserción laboral, etapa de adaptación, reorientación y reinserción en
algunos momentos de la trayectoria laboral y en la percepción para la
jubilación. Todo esto, no quiere decir que rompamos con los modelos tradicionales,
siendo válidas muchas estrategias que se podrán conjugar con las metodologías
de los nuevos enfoques.
Ahora bien, ¿Qué relación existe entre las teorías
de Orientación Profesional con el Proyecto Profesional de cada individuo? ¿Es
el proyecto profesional un proceso continuo? En primer lugar, el proyecto
profesional es un proyecto que cada individuo realiza con el objetivo de
evaluar su formación y su experiencia y para identificar sus cualidades y
capacidades. Para realizar un proyecto profesional hay que tener en cuenta cual
es el objetivo profesional que queremos y que nos falta para poder conseguirlo
tanto en el ámbito de nuestra formación como en el ámbito de la
experiencia.
No obstante, las teorías de la orientación
profesional mantienen una relación estrechamente ligada con el proyecto
profesional, pues ambas, buscan la evaluación de la formación académica, la
evaluación de las capacidades y aptitudes y la evaluación del mercado laboral
actual. Como hemos visto, existen diversas teorías de la orientación
profesional, teorías desde el análisis de la personalidad del chico/a para
iniciarse al trabajo, los trabajos o profesiones a las que puede acceder, hasta
teorías donde se pone en práctica que es lo que queremos, que es lo que sabemos
y que es lo que creemos.
El objetivo principal tanto de la orientación
profesional como del proyecto profesional es la búsqueda de un empleo acorde a
nuestras características y nuestra formación. Ambas ponen en marcha un proceso
de autoconcepto, conociéndonos a nosotros mismos, analizando nuestras
posibilidades y nuestros conocimientos, analizando los posibles empleos a los
que podemos optar, analizando las demandas actuales de la sociedad y lo más
importante, ser conscientes de cómo está el empleo actual. El proyecto profesional
es un proyecto continuo que podemos ir modificando y actualizando.
Del mismo modo, debemos de tener en cuenta que la
sociedad es una sociedad de cambio, sometida a transformaciones continuas y
avanzando en todos los aspectos. En este sentido, el empleo es un ámbito que
también está sujeto a cambios. Por ello, debemos de tener en cuenta que al
igual que la sociedad cambia y avanza, el empleo cambia y evoluciona, debemos
también evolucionar nosotros. Debemos de ser competentes a las demandas que nos
exige nuestra sociedad y debemos de estar actualizados en todos los aspectos
para poder tener más posibilidades de acceso a un empleo.
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