El pasado
día 19 de noviembre tuvimos el placer de
recibir en clase a un profesional de la educación, Jaume Martínez Bonafé. Para
dicha clase, debíamos de haber leído un texto suyo que se llama “El cambio profesional a través de los materiales:
Una perspectiva de renovación pedagógica.”
Realmente,
las decisiones acerca de la información que han de contener los libros las
toman los editoriales y estas a su vez suelen estar ligadas a los medios de
comunicación. Por ello, podemos decir que los libros son mercancías, negocios,
porque mueven muchísimo dinero. Jaume nos propuso como alternativa la donación
de libros para una biblioteca infantil, donde todos los niños y niñas puedan
consultar cualquier tipo de duda.
Asimismo,
es muy complicado hacer una renovación pedagógica de los materiales sin un
programa de investigación-formación que pueda concretar desarrollo curricular
de esos materiales que queremos innovar.
Debemos de
tener en cuenta que el libro nos habla, nos dice muchas cosas que tenemos que
observar, analizar e interpretar tanto los profesores como los alumnos. Si nos
fijamos cuando en un libro aparece información en recuadros, en negrita,
subrayada… el libro está remarcando al alumno que esa información es muy
relevante para sus conocimientos, que debe de prestarle más atención de la
normal.
En cambio, para los profesores las secuencias de los libros son las que
les indican como son los pasos que deben de seguir para llevar a cabo el
proceso de enseñanza-aprendizaje hacia los alumnos.
De este
modo, los pedagogos debemos de tomarnos en serio el hecho de que un libro pueda
organizar la metodología de un docente o de nuestra profesión, ya que somos
personas capacitadas y con libertad de cátedra para poder elegir lo que
queremos impartir y como queremos hacerlo.
También,
el libro es considerado como un artefacto de seguridad para las familias, para
saber por dónde van, que dan en clase, lo que es importante… con ellos se puede
establecer una relación institución-familia.
En
la charla, Jaume nos lanzó una cuestión muy interesante que fue: ¿es posible
enseñar sin asignaturas? Tras dejarla abierta e intervenir algunas personas
llegamos al consenso de que sí que es posible puesto que el saber puede
secuenciarse de muchas formas posibles y los conocimientos pueden trasmitirse
de diversas maneras, así pues, el no tener libro de texto supone una fuerza
pedagógica bastante potente ya que hay que organizar la enseñanza desde cero
sin ningún material de apoyo.
Para
esto, es importante debatir las problemáticas, los intereses, las noticias,
historias… que interesen según el rango de edad con el que se vaya a trabajar.
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